febrero 19, 2013

MAMÁ


Título original: Mama.
Dirección: Andrés Muschietti
Reparto: Jessica Chastain, Nikolaj Coster-Waldau, Megan Charpentier, Isabelle Nélisse, Javier Botet, Julia Chantrey, Morgan McGarry, Jayden Greig.
 Guión: Andrés Muschietti, Barbara Muschietti y Neil Cross
Producción: Universal Pictures
Duración: 100 minutos
España-Canadá, 2013

La mano que mueve a la cuna es la mano que manda en el mundo. 
W.S. Ross.

Han sido muchas las historias de amor. No sé si es el mes, el tema favorito de los cineastas de esta temporada o quizá solo hubo una rica coincidencia. Como sea, uno de ellos es precisamente el amor de una madre. Y el amor de una madre es incuestionable. Sabemos que ellas, las que aceptan gustosas su responsabilidad sobre quienes aún no pueden defenderse, hacen cualquier cosa por protegerlos. No es exclusivo de los seres humanos. En los mismos animales, las madres siempre han dado la protección necesaria para que sus crías puedan llegar lo mejor posible a su madurez. Pero madre no es quien engendra sino quien cría, dice el dicho y dice bien, porque el amor de una madre es para siempre.

Mamá no es una película de terror. Eso debe quedar bien claro. Aunque evidentemente contiene los elementos necesarios para serlo y los clichés de siempre para asustar al espectador en los momentos oportunos, la cinta va más allá. Mamá es un cuento de hadas aterradoramente bello. Un homenaje a lo que aquellas mujeres son capaces de hacer para procurar la felicidad de sus hijos. Guillermo del Toro (Cronos, Mimic, el Laberinto del Fauno, Hellboy) arriesga al producir la opera prima de Muschietti basada en un cortometraje del mismo título y director, pule la historia y la decora con su estilo –las polillas son un claro ejemplo de la mano del autonombrado ‘Gordo del Toro’-. Aunque hay que decir que han sido notorios los filmes que ha elegido para producir (El Orfanato, Los Ojos de Julia)

Mamá arriesga lo que en las películas de terror a los directores les aterra: el contenido. Una película que posee clichés tan conocidos en el género pero que al mismo tiempo posee todos los ingredientes que películas como éstas necesitan para trascender. Es notorio el miedo del director al querer atreverse a ir más allá, pero también es indudable que el largometraje posee la calidad suficiente para considerarse una buena historia.

Dos niñas, Victoria y Lilly (elemento común en películas clásicas de terror e interpretadas magistralmente por Megan Charpentier e Isabelle Nélisse), son encontradas en una cabaña de un bosque, por su tío Lucas (Nikolaj Coster-Waldau) con ayuda de su novia Annabel (Jessica Chastain) luego de una incesante búsqueda de cinco años. Tras ser rescatadas son sometidas a terapia por la vida salvaje que adquirieron pero poco a poco se va descubriendo que su actitud y comportamiento no es casualidad, sino fruto de la crianza de algo que va a impactar a todos.

Muschietti tiene talento, es este un primer paso, con algunos errores pero sin decepcionar al espectador, por el tiempo, podemos tener un director que nos sorprenda cada vez más y ¿por qué no? ser uno de los mejores directores del género. Al tiempo.

febrero 06, 2013

Amour: en lo próspero y en lo adverso.


Título original: Amour
Dirección: Michael Haneke
Reparto: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert, William Shimell, Ramón Agirre, Rita Blanco, Alexandre Tharaud, Laurent Capelluto, Carole Franck, Dinara Drukarova.
 Guión: Michael Haneke
Duración:  127 min.  
Coproducción Les Films du Losange / X-Filme Creative Pool / Wega Film / France 3 cinéma / ARD degeto / Bayerischer Rundfunk / Westdeutscher Rundfunk / Canal + / France télévisions
Drama
Francia-Alemania-Austria, 2007

Es gracioso… Quizás no deba decírtelo; quizás te avergüence, pero cuando llegué aquí, hace un rato, recordé cuando de niña los escuchaba hacer el amor. Para mí, en ese momento, era tranquilizador. Tenía la sensación de que se amaban, y que estaríamos siempre juntos.
Eva (Isabelle Huppert)

Las historias de amor acostumbran terminar con un final feliz. Eso hemos aprendido a lo largo de nuestra infancia, en las películas nos lo dicen en un claro y contundente mensaje: vivieron felices por siempre. Pero sabemos que ‘siempre’ es mucho tiempo. ¿Cuál es la verdadera felicidad? Cada persona la narraría según su perspectiva, sus metas y sus proyectos de vida, a partir de cómo le ha ido en el transcurso de sus días. Haneke lo hace también, a su manera. Aquella que nos dice que la felicidad está aderezada con esa realidad aterradora y desolada.

Quien busca en Amour una historia que trata sobre lo maravilloso que es estar enamorado puede estar confundido. Lo mejor es anticipar en la taquilla que ésta no es de esas películas. Digo, puede pedirse otra película que pueda hablar de eso, hay muchas de ese tipo, así el espectador no abandona la sala a mitad de la función y nos permite a los demás hundirnos y lacerarnos con el sufrimiento que nos provoca, a propósito claro está, la cinta de Michael Haneke. Porque Amour no es sobre las bondades del amor y la reconciliación, o quizá sí. Porque eso también es el amor, las lecciones que nos da a cada la vida a cada paso que damos y nos obliga a tomar decisiones que pueden terminar con una relación amorosa. Amor también es sufrir para poder gozar, debe doler para sentir alivio, debe ser angustiante para sentir el confort, debe mutilar para poder sanar en la recuperación.

Quienes han seguido el cine de Haneke o conoce alguno de sus filmes, se va a sorprender nuevamente. No es el extremo como La Pianista, tampoco agresiva como Funny Games -en México Juegos Sádicos-. Es curiosamente la película más expresiva de sus cintas, con más historia, pero al mismo tiempo más desoladora. Esta vez, la pareja protagonista, nuevamente George y Anne fiel a su costumbre, son un par de ancianos profesores de música, que continúan enamorados al pasar de los años, como si fuera la primera vez. Una lección de amor digna de Disney, pero el mismo director nos recuerda que no lo es. Un par de monstruos en la actuación nos enseñan lo cruel y despiadada que es la vida misma, Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva –nominada al Óscar por mejor actriz-, nos dan una cátedra de actuación y nos avientan a las profundidades horrorosas de la decadencia de los seres humanos, de la mano de su director por supuesto.

Los profesores ancianos, retirados para disfrutar su vejez en tranquilidad y salva paz en su departamento parisino, son arrastrados a un remolino que no tiene salida más que la profundidad del mismo. Una enfermedad altera esta realidad aparentemente bella que comienza a carcomer los cuerpos de los viejos, los arroja a las fauces del tiempo, implacable como él solo, y los pone en una encrucijada en la que se pone a prueba la capacidad del ser humano y su complejidad para tomar decisiones. Aquí los ancianos no son nada. No tienen esa experiencia que se espera de ellos, no son los sabios consejeros, antes son personas que se aman y que en el acto más desesperado de amor, cometen actos que pueden parecer atroces, pero que indudablemente eso también es amor, una toma de conciencia que no nos permite criticar porque para decidir hay que estar en la piel del otro.

Este es un cine muy diferente al que nos tiene acostumbrados Haneke, o quizá no, porque nos sigue sorprendiendo, igual que la primera vez, como en el amor.

febrero 05, 2013

Paisaje Marino... cuando el amor acecha


Por: Yorick Perôrt

 ¿Quiénes somos? Utilizamos nombres y apellidos para describirnos, para presentarnos, para decir lo que otros quieren escuchar. Pero sabemos bien que el nombre no hace a uno. El nombre es un pretexto que usamos para esconder eso que miramos frente a un espejo. ¿Qué somos? Dudas errantes. Luchas constantes que planeamos ganar algún día. Obstáculos insalvables para otros, cuando permitimos que se enamoren de nosotros.

¿Qué es el amor? Para el que lo esboza o de menos lo cree, un dulce experiencia tortuosa. Figura embelesada de dos personas que se tutean, se toman de la mano, juntas sus bocas para intercambiar bacterias, tiene sexo, recatado o desenfrenado, según su ideología y sus fantasías.

Pero sabemos que eso no siempre es el amor. También puede figurar como un pretexto, también puede ser una herramienta de manipulación que seduce a la primera, pero destruye con el tiempo. Un juego en el que indudablemente al final hay un vencedor, y un vencido. Una mercancía que puede malbaratarse en cualquier supermercado cuando se encuentra al dos por uno.

Un hombre encuentra una mujer a punto de lanzarse al mar, una sirena quizá, que lo atrae con su dulce canto, o bueno, baile en todo caso. El es un escritor  que ha podido terminar de escribir un solo libro, bibliotecario que se niega a aceptarlo. Ella puede ser cualquier cosa porque es libre y no puede o no quiere aceptar la razón por la que se encontraron. Porque se niega a tener un futuro, aferrada a un presente que no sabe si disfruta o la tortura.

Porque Benjamín puede ser todo eso que ella anhelaba tener, pero ha pasado el tiempo rechazándolo. El por otra parte ha encontrado en ella a su nueva musa, su inspiración, su tormento, sus miedos, sus filias y fobias. Tracy, como el detective, hurga en todos los rincones más recónditos de Benjamín sin poder explicarse que no haya nada más que él mismo. Ambos con muchas cosas por descubrir, como un refrigerador que ha almacenado por mucho tiempo metas y expectativas que no han podido cumplirse, rojo, como el amor.

Él da todo, ella no espera nada. Batalla interminable simbolizada en los constantes bailes de la sirena bailarina, acechada por los tiburones que parecen rodearlos, sus fantasmas comunes en casos como éste. El amor enamorado. Porque al final eso es amor, aquello que no podemos explicar por más historias que inventemos. Solo nos queda sentirlo, disfrutarlo, o ¿por qué no?, también sufrirlo.


PAISAJE MARINO CON TIBURONES Y BAILARINA de Don Nigro.
Dir. Bruno Bichir
Con: Bruno Bichir y Tato Alexander
Viernes 20:30, Sábados 19:00 y 21:00, domingos 18:00 hrs.
Foro Principal del Foro Shakespeare
Zamora 7 colonia Condesa, casi esq. Veracruz,
delegación Cuauhtémoc metro Chapultepec.
Duración: 90 minutos