febrero 05, 2013

Paisaje Marino... cuando el amor acecha


Por: Yorick Perôrt

 ¿Quiénes somos? Utilizamos nombres y apellidos para describirnos, para presentarnos, para decir lo que otros quieren escuchar. Pero sabemos bien que el nombre no hace a uno. El nombre es un pretexto que usamos para esconder eso que miramos frente a un espejo. ¿Qué somos? Dudas errantes. Luchas constantes que planeamos ganar algún día. Obstáculos insalvables para otros, cuando permitimos que se enamoren de nosotros.

¿Qué es el amor? Para el que lo esboza o de menos lo cree, un dulce experiencia tortuosa. Figura embelesada de dos personas que se tutean, se toman de la mano, juntas sus bocas para intercambiar bacterias, tiene sexo, recatado o desenfrenado, según su ideología y sus fantasías.

Pero sabemos que eso no siempre es el amor. También puede figurar como un pretexto, también puede ser una herramienta de manipulación que seduce a la primera, pero destruye con el tiempo. Un juego en el que indudablemente al final hay un vencedor, y un vencido. Una mercancía que puede malbaratarse en cualquier supermercado cuando se encuentra al dos por uno.

Un hombre encuentra una mujer a punto de lanzarse al mar, una sirena quizá, que lo atrae con su dulce canto, o bueno, baile en todo caso. El es un escritor  que ha podido terminar de escribir un solo libro, bibliotecario que se niega a aceptarlo. Ella puede ser cualquier cosa porque es libre y no puede o no quiere aceptar la razón por la que se encontraron. Porque se niega a tener un futuro, aferrada a un presente que no sabe si disfruta o la tortura.

Porque Benjamín puede ser todo eso que ella anhelaba tener, pero ha pasado el tiempo rechazándolo. El por otra parte ha encontrado en ella a su nueva musa, su inspiración, su tormento, sus miedos, sus filias y fobias. Tracy, como el detective, hurga en todos los rincones más recónditos de Benjamín sin poder explicarse que no haya nada más que él mismo. Ambos con muchas cosas por descubrir, como un refrigerador que ha almacenado por mucho tiempo metas y expectativas que no han podido cumplirse, rojo, como el amor.

Él da todo, ella no espera nada. Batalla interminable simbolizada en los constantes bailes de la sirena bailarina, acechada por los tiburones que parecen rodearlos, sus fantasmas comunes en casos como éste. El amor enamorado. Porque al final eso es amor, aquello que no podemos explicar por más historias que inventemos. Solo nos queda sentirlo, disfrutarlo, o ¿por qué no?, también sufrirlo.


PAISAJE MARINO CON TIBURONES Y BAILARINA de Don Nigro.
Dir. Bruno Bichir
Con: Bruno Bichir y Tato Alexander
Viernes 20:30, Sábados 19:00 y 21:00, domingos 18:00 hrs.
Foro Principal del Foro Shakespeare
Zamora 7 colonia Condesa, casi esq. Veracruz,
delegación Cuauhtémoc metro Chapultepec.
Duración: 90 minutos

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